Si una empresa no tiene a sus trabajadores formados en prevención de riesgos laborales, puede enfrentar serias consecuencias. La falta de formación aumenta el riesgo de accidentes y enfermedades, lo que puede resultar en lesiones graves e incluso muertes. Además, la empresa podría ser sancionada legalmente por incumplir la normativa, enfrentando multas y daños a su reputación. En caso de un accidente, también puede haber responsabilidad civil, lo que implica indemnizaciones y gastos legales. Esto, a su vez, puede afectar la moral y la productividad de los empleados, quienes podrían sentirse desmotivados en un entorno laboral inseguro. Los costos asociados a accidentes, como la contratación de reemplazos y el aumento de primas de seguros, también pueden ser significativos. En conjunto, todas estas situaciones pueden deteriorar la imagen corporativa de la empresa y afectar su sostenibilidad a largo plazo.